La ecografía es en la actualidad el método de imagen más importante junto a la mamografía para la evaluación diagnóstica de la mama. Entre sus características más favorables se encuentran la accesibilidad, bajo precio y ausencia de radiación ionizante.
Así como la mamografía puede ser usada como examen diagnóstico o de tamizaje, el propósito general de la ecografía de mama es lograr un diagnóstico más específico, ya sea de una lesión típicamente benigna evitando biopsias innecesarias; para el diagnóstico de una lesión inespecífica o con características de malignidad; para evaluar lesiones benignas sintomáticas o como guía para obtener muestras de tejido para estudio histológico.
Otra ventaja de la US se basa en la posibilidad de evaluar los tejidos blandos de la piel y las regiones axilares, ampliando la capacidad diagnóstica de la misma, permitiendo detectar lesiones como quistes sebáceos o dermoides en la piel, identificar la presencia de ganglios axilares cuya morfología puede indicar o no riesgo aumentado de malignidad.
Las indicaciones actuales para la realización de una ecografía de mama según las guías del Colegio Americano de Radiología son las siguientes:
Se han propuesto otras aplicaciones para la ecografía mamaria como la evaluación y caracterización de las lesiones sólidas, identificar la extensión cuando ya hay diagnóstico de cáncer (multicentricidad y multifocalidad ), como tamizaje en mujeres de alto riesgo, en tejido mamario extremadamente denso, estudio adjunto a la mamografía (rutina), en pacientes con temor a ser irradiadas o para evaluar las infecciones.